Las discusiones de los padres podrían tener efectos en la salud mental de los hijos. Todas las parejas, hasta las más queridas , discuten de vez en cuando. Pero no hay que asustarse si los chicos presencian alguna discusión. Por supuesto, nos referimos a discusiones que se mantienen dentro de ciertos límites. Pero recordemos que a los más pequeños (digamos hasta los cinco años, incluidos los bebés) les impresiona fuertemente cualquier discusión un poco subida de tono. Ante todo, se deben evitar los insultos, no perderse el respeto y no inmiscuir a los hijos en la disputa.
Debemos tener en cuenta de que un niño, cuando oye los gritos de sus padres y especialmente una mención a su persona, sentirá que tiene la culpa de la discusión. Cuando realmente es todo lo contrario.
Lo mejor es respirar antes de dirigirnos a nuestro compañero cuando estamos enfadados, escuchar al otro para así fomentar la comunicación en pareja y, siempre que esté un hijo presente, ¡no gritar!
Las discusiones que se pasen de dicho limite sí, influirán en la conducta futura del niño que será el modelo educativo o la mezcla de modelos educativos que sus padres adopten con el niño.
En ocasiones, cuando los padres discuten, hay demasiados gritos, chillidos e insultos y se dicen demasiadas cosas desagradables. Aunque muchos padres se comporten de este modo, nunca está bien faltar el respeto a otros miembros de la familia, usar lenguaje degradante o insultante, chillarles o gritarles. En ocasiones, las discusiones de los padres van todavía más lejos, incluyendo empujones, lanzamiento de objetos o golpes. Estas cosas nunca son aceptables. Cuando las discusiones se convierten en peleas, pasando a las manos, significa que las personas que se están peleando tienen que aprender a controlar el enfado. Tal vez necesiten la ayuda de otro adulto para conseguirlo.
En el hogar más feliz surgen problemas y la gente discute, ninguna familia es perfecta.
Generalmente los miembros implicados exponen abiertamente lo que les preocupa y hablan sobre ello. Todo el mundo se tranquiliza y la vida vuelve a la normalidad.
Las discusiones suceden y no pasa nada. Con amor, comprensión y un poco de esfuerzo, las familias pueden solucionar casi cualquier problema. Por lo cual , tampoco debemos caer en el simplismo de culpar a los padres de nuestros fracasos. En realidad la educación dura toda la vida y lo que podemos hacer con nuestro pasado infantil es quedarnos con lo que nuestros padres nos enseñaron y tratar de separar lo malo de lo aprovechable. Esa ya es tarea del adulto.

3- Puede afectar, además, en la manera de crear vínculos con los demás , puede tener un desenlace agresivo o miedoso.
4- Depresión, angustia,inmadurez….
1- No hacer que el hijo tome partido por algunos de los dos.
2- No transformar a los hijos en su fuente de apoyo.
3- Si el niño pregunta, debe explicarle que es natural la discusión. Pero que hay ciertas maneras de hacerlo.
4- Estar atento a las actitudes (como portazos, caras de enojos), ya que los pequeños perciben todos los detalles.
Consecuencias:
El maltrato infantil no se refiere solamente al maltrato físico, sino también al maltrato psicológico que se realiza al darle al pequeño un ambiente hostil lleno de discusiones diarias y constantes, otra forma de maltrato psicológico es el que se realiza al estar comparando al niño con otros.
Los niños expuesto a este tipo de ambiente nocivo se ven perjudicados porque influencia en todo su ser, vivir dentro de este estrés disminuye su autoestima, se vuelven tensos perdiendo espontaneidad, son tímidos y temerosos; presentan problemas para relacionarse y en actividades como comer y dormir, pierden el interés por las demás cosas al pensar que todo es malo a su alrededor adoptando una actitud defensiva.
Consejo:
Cuando una pareja tiene mucha insatisfacción, conviene buscar la forma de resolver los problemas a tiempo. Buscar ayuda terapéutica, cuando se quiera arreglar la relación o bien si se quiere disolver, pero hacerlo de la forma menos traumática posible, sobre todo para el niño.